El cobro de las facturas pendientes es una pesadilla recurrente para cualquier emprendedor y, en especial, para las pymes.
El cobro de las facturas pendientes es una pesadilla recurrente para cualquier emprendedor y, en especial, para las pymes.
Si los retrasos y los impagos ya son problemáticos en el ámbito nacional, las particularidades asociadas al proceso de internacionalización de las compañías multiplican los riesgos y dificultan su gestión.
Cómo actuar
El factor clave para una internacionalización sólida es conocer el mercado local para poder dibujar un mapa de riesgos, que permita desarrollar la actividad comercial con la mayor seguridad posible.
El pago por adelantado o los métodos que implican ciertas garantías de pago contribuyen a facilitar y asegurar el cobro.
De este modo, un mismo medio de pago no es aplicable a todos los productos y servicios que se pueden comercializar, mientras que la prevención y el asesoramiento sí lo son
La mejor alternativa para protegerse es contar con el apoyo de socios de referencia, que se encuentren presentes en estos países y los conozcan en profundidad. Junto con el aspecto preventivo, la mejor estrategia pasa por «una acción global y local, adaptada a cada regulación y mercado».
Claves:
Evitar los destinos donde el impago sea más probable.
Utilizar formas de cobro que eviten retrasos en los pagos. Sin embargo, en torno al 60% de las pymes europeas no emplea el pago por adelantado.
La prevención es esencial: las compañías han de adelantarse a posibles complicaciones en el cobro. Apoyarse en socios que conozcan el mercado es una buena alternativa.
Conocer la normativa de morosidad del país en cuestión. Aunque la directiva europea contra la morosidad lleva años en vigor, muchas empresas aún no se encuentran familiarizadas con ella.
Cuidar la redacción del contrato y definir la ley que lo rige. Además, es importante fijar los plazos, obligaciones y formas de pago, así como la divisa y la política de suministro.